El primer libro europeo que describe el uso de la criptografáa fue escrito en el siglo XIII por el monje franciscano Roger Bacon, su título es: La Epístola sobre las obras de arte secretas y la nulidad de la magia, en él se describen siete métodos distintos para mantener en secreto los mensajes.
En el siglo XIV el poeta y novelista ingl Geoffrey Chaucer también dedicó buena parte de su vida a estudiar la criptografía.
El libro vio la luz el año 1474. Entre las personas que se dedicaron a la criptografía no podemos olvidar a Giovanni Soro, nombrado secretario de cifras en Venecia el año 1506. En la mayoría de los casos la criptografía, en esta época, se refería exclusivamente a cifrarios monoalfabéticos. En ellos la sustitución clave, una vez elegida, no se modifica a lo largo de toda la operación de cifrado. Naturalmente podrían ponerse en correspondencia alfabetos cifrantes totalmente caóticos, lo que claramente dificultaría el posible desciframiento.
Si bien en el año 1470, León Battista Alberti publicó su Tratado de cifras, donde se describe una cifra capaz de encriptar un pequeño código. Se considera al abate Johannes Trithemius como padre de la criptografía moderna. Este religioso escribió en 1530 Poligrafía, el primer libro impreso sobre el tema. Trithemius introdujo el concepto de tabla ajustada, en el cual el alfabeto normal es permutado para codificar los mensajes. Abril 2004 • 2004ko Apirila 129 La Criptografía clásica J. Trithemius León B. Alberti Figura 11. 1530 Poligrafía Figura 12. Una de las páginas del libro Poligrafía Con la idea de reforzar la cifra de sustitución monoalfabética se introdujeron los códigos(5). La idea es sustituir una palabra o varias por un determinado código o símbolo.
Blaise Vigenère
El francés Blaise de Vigenère, en el siglo XVI, desarrolló la teoría de la criptología polialfabé- tica, por esta razón su nombre ha acabado asociado con uno de los métodos famosos de sustitución polialfabética. Lo que hoy se denomina “tablero de Vigenère” consiste en una disposición de letras que contiene en orden los 26 alfabetos de César. Además, para proteger más el cifrado suele introducirse una palabra clave, que consiste en una palabra o texto que se repite a largo de todo el mensaje a cifrar, como veremos en el ejemplo. Lo que se hace, es tomar la letra de la clave que se corresponda con la letra a cifrar y buscar su equivalente alfabeto de César que comienza con dicha letra. Para descifrar, lógicamente hay que conocer la clave y operar en sentido inverso.
Los Rossignol y la Gran cifra.
Antoine y Bonaventure Rossignol, padre e hijo respectivamente, alcanzaron fama cuando en el año 1626 descifraron una carta, remitida por el ejercito hugonote, y capturada por los franceses. Su éxito fue de tal magnitud que el padre y el hijo, como recompensa, sirvieron a los reyes Luis XIII y Luis XIV como geniales criptoanalistas. Su concienzudo y meticuloso trabajo les llevó a comprender mejor distintas técnicas criptográficas, proponiendo ellos mismos un sistema que se ha conocido en la literatura como La Gran Cifra. Al morir los Rossignol la Gran Cifra cayó en deshuso. Sin embargo, era tan sólida e indescifrable que desafió los esfuerzos de varias generaciones de criptoanalistas. Por fin, a finales del siglo XIX, un comandante militar, experto del departamento Criptográfico del ejercito francés, llamado Etienne Bazeries (1846-1931) fue capaz de descifrar la Gran Cifra después de arduos años de trabajo.
El Código Morse
El código Morse no es una forma criptográfica, en realidad no trata de ocultar el mensaje. No es otra cosa que un alfabeto alternativo que va muy bien para trasmitir mensajes de una 132 SIGMA Nº 24 • zk. 24 SIGMA Santiago Fernández manera sencilla. Si queremos transmitir un mensaje secreto, mediante el código Morse, es necesario codificarlo antes de remitírselo al telegrafista de turno. La famosa cifra Vigenère se convirtió en una de las mejores formas de asegurar los secretos, por esta razón se la conoce también con el sobrenombre de “le chiffre indéchiffrable”.